domingo, abril 04, 2010

Quisiera cubrir de lágrimas los silencios que no escribí
tejer con llanto una mortaja
para que la usen los poemas que maté
por dejarlos para después.
Las hojas caídas con sus luces brillantes
son cuchillos implacables
sembrados con cruda y pálida paciencia
en los últimos suspiros
de la vida que aplazamos.

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